Dream Theater deleita a sus fans de Ciudad de México
Los norteamericanos Dream Theater no se guardaron nada y trajeron un viaje sonoro de casi 3 horas a la CDMX.
Dream Theater es una banda que no es indiferente para nadie. Ya sea que seas fan de hueso colorado o sientas que su música es soporífera. Lo que es una realidad es que se han convertido en un referente dentro del prog rock y prog metal durante casi 40 años y eso, es mucho decir.
A lo largo de estas 4 décadas, una legión estable de fans en México ha sido el sustento de la banda en cualquier recito que se presente: desde la primera vez en el Auditorio Nacional hasta esta última en la explanada del Estadio Azteca, pasando incluso por su participación en el entrañable Domination.
Todos los recintos son relativamente conocidos, pero cuando nos enteramos que sería en el estacionamiento del Estadio Azteca se prendieron las alarmas ¿era un recinto adecuado?
Los cuestionamientos se acabaron pronto cuando llegó el día pactado para que Dream Theater regresara a nuestro país y lo mejor: regresaba ya con Mike Portnoy en su puesto original de baterista.
Acceso al evento
Sin duda, la experiencia no comenzó tan bien cuando se hizo una sola fila para el acceso. Cabe señalar normalmente son varias entradas y el acceso se torna mucho más amable para el asistente, pero acá no fue así. Cual cola de tortilla, los asistentes acataron la orden de formarse e ir avanzando formaditos y pasar los tres retenes de seguridad implementados por la organización del inmueble.
Esto se entiende por ser de las primeras experiencias con “público metalero” y es probable que en eventos posteriores pueda suavizarse estas acciones.
Una vez dentro, se notaba que era un ambiente de celebración y los invitados estaban abarcando las diferentes zonas del inmueble. Al no tener abridor y al tener la cita a las 8 de la noche, los acordes del tema de la película Pshyco sonaron alrededor del cuarto pasados las 8. Una vez terminadas, los rimeros acordes dek Metropolis Pt 1: The Miracle and the Sleeper comenzaron a sonar.
Obviamente, el rugido de la gente no se hizo esperar y dio la bienvenida a una de las bandas más grandes dentro del Prog Metal a nivel mundial al escenario mexicano.
Cabe señalar que desde los primeros minutos se dejó escuchar un sonido trabajado en el sentido de destacar a cada uno de los músicos, cosa que en una banda como DT siempre se agradece.
Integrantes legendarios
James LaBrie en la voz, John Petrucci a la guitarra y coros; el siempre callado John Myung en el bajo, Jordan Rudess en los teclados teclados y Mike Portnoy en la batería y coros; comenzaron un sincero y sentido recorrido a través de 40 años de existencia, aunque si somos “exquisitos”, ese recorrido solo abarcó 30 años, ya que no tocaron ninguna canción del disco When Dream and Day Unite y ni que decir de su etapa como Majesty.
Temas como Act I: Scene Two: I. Overture 1928, Act I: Scene Two: II. Strange Déjà Vu, The Mirror, Barstool Warrior, Panic Attack no dejaron indiferente a nadie, además de que tocaron Night Terror, canción que forma parte del nuevo material llamado Parasomnia y que se lanzará a partir del segundo bimestre del 2025.
Asimismo, la banda hizo un mix de temas de diferentes álbumes, pero si hubo una predilección hacia Metropolis, Pt. 2: Scenes From a Memory, Images and Words y Train of Thought, el disco más oscuro de la agrupación. Volvemos a lo mismo: no hubo queja al respecto.
Mención aparte merece la Hollow Years en su versión Demo que sacaron en 1996 y que no es precisamente la que integraron en el apreciado Falling Into Infinity. LaBrie pidió a los asistentes que encendieran las luces de sus smartphones y con ello, darle un ambiente diferente e íntimo a la velada.
Satisfacción al 100%
Cada uno de los cortes fueron agradecidos por los asistentes a través miles de plausos y coreos entre canción y canción. Cabe señalar que este concierto fue dividido en Acto 1, Acto 2 y un Encore, integrando temas divisorios entre cada acto como Dance of the Dream Man a cargo de Angelo Badalamenti y el cineaste David Lynch o There’s No Place Like Home del Mago de Oz.
Es difícil reprocharle a una banda tan enorme, quien se mantuvo estoico a lo largo de las casi tres horas de recital y tocando en un primerísimo nivel.
Quienes presenciaron tal grado de perfección musical, simplemente se fueron con una enorme sonrisa en sus bocas…
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