#Franz Di Cioccio

Premiata Forneria Marconi demuestra su calidad musical en CDMX

Decir que tienes una banda con 50 años de historia se puede decir fácil, pero hacer una remembranza de ese largo andar en la industria con apenas dos horas de tiempo es un atrevimiento singular.

Premiata Forneria Marconi no solo está celebrando precisamente medio siglo de vida, sino que lo hace con un ejercicio en vivo que los reta por completo: acompañar su ecléctico Rock Progresivo de una Orquesta Sinfónica.

Este evento sucedió el pasado domingo en la Ciudad de México, donde el Auditorio BB fue el recinto seleccionado para tal efecto. Y es que el BB tiene la particularidad de ofrecer no solo un espacio para bandas donde la gente puede amontonarse para disfrutar de un buen concierto de Metal, sino que también puede acondicionar la parte inferior con decenas de sillas.

Esta ventaja agradó a los cientos de asistentes que se congregaron para disfrutar de una verdadera leyenda no solo del prog italiano, sino ya podemos decir que se encuentra en las Pléyades del prog mundial y que para muchos (nos incluimos) no ha recibido la importancia debida.

Con religioso orden, los miembros de la Orquesta Soinfonica ocuparon sus lugares en los albores de las 9 de la noche, de manera que posteriormente Franz Di Cioccio (batería y voz) junto con Patrick Djivas (bajo) integrantes originales de la banda oriunda de Milán, ocuparon sus lugares en compañía del resto de los miembros, incluido el invitado de lujo Luca Zabinni, que poco a poco se han unido a la causa.

En los primero minutos, la Sinfónica al mando del maestro Bruno Santori montó un set de piezas clásicas para abrir boca de una manera delicada como La Flauta Mágica de Mozart, Danza Slava de Dvorak, Romeo y Julieta de Prokofief, junto con la gran Nabuco de Verdi.

Cabe señalar que la impecable carrera de Santori, la cual inició cuando apenas tenía 5 años al estudiar piano, se dejó ver al dirigir de manera magistral la imponente orquesta al igual que a cada uno de los elementos que componen la banda de Rock Italiana.

Esta colaboración entre PFM y Santori no es precisamente nueva. Recordemos que en 2011, la banda presentó PFM in Classic, un proyecto con arreglos para música de Beethoven, Mozart, Verdi y Rossini, donde precisamente Santori llevaba la batuta.

Ya entrado en concierto, Franz Di Cioccio, líder moral de la agrupación, ofreció no solo las partes cantadas de los temas de PFM, sino que también mostró una gran vitalidad al pegar como un verdadero chamaco los tambores, provocando la reacción del publico quien aplaudió esta ejecución.

Hablando del público, llamó la atención que mientras se tocaron las piezas clásicas, se mantuvo quieto y receptivo a la ejecución de los músicos, mientras que cuando se tocaron los temas propios de PFM se levantaron de sus asientos, gritaron, bailaron -muchos de ellos en sus lugares y otros se arremolinaron en el pasillo central- gozando cada nota emitida por todos los instrumentos. Eso sí, sacando también el celular para tomar fotos y grabar video para rememorar ese momento en sus casas.

Pasando el cenit del recital, la banda entonó Impressioni di Settembre, la cual provocó un rugido por parte de los asistentes. Sono un uomo, un uomo in cerca di sé stesso (Soy un hombre, un hombre en busca de sí mismo), se escuchaba a través de los altavoces del lugar.

Al final, Di Cioccio pidió que la gente aplaudiera en determinado momento que sirvió de introducción a la Overtura de Guillermo Tell, que emocionó de sobremanera a los asistentes.

Con apenas un Encore para tocar la solicitada Dulcissima María, el concierto acabó con un Di Cioccio agradeciendo a los asistentes, quienes muchos de ellos recorrieron grandes distancias solo para ver a sus ídolos.

“Vine desde Michoacán solo para verlos”, nos platicó el señor que se paró a bailar y que nunca soltó su acetato, por el contrario, lo levantaba cada vez que el público aplaudía.

Al final se acercó a que miembros de la sinfónica le firmara su material. No le importó que no correspondiera con la grabación, para él, lo importante era llevarse un recuerdo de esa noche.

Y es que nosotros, nos llevamos esa imagen de cómo queremos ser en un futuro para cuando estemos en los albores de la tercera edad, nunca olvidando de disfrutar la música y sobre todo, nunca dejar morir a monstruos de la talla de Premiata Forneria Marconi.