Luego de 7 años, los suecos de Opeth regresaron a México con tres presentaciones que resultaron más que brutales para todos los fans.
Hay que recordar que fue en 2016 cuando Opeth se presentaría por última vez en nuestro país como parte de la gira del disco Sorceress. Afortunadamente, esa espera terminó para cientos de seguidores que abarrotaron cada uno de los recintos en donde la banda se presentó.
Nosotros fuimos de los afortunados al asistir al cierre de la gira latinoamericana, la cual se llevó a cabo en el Auditorio BB de la Ciudad de México.
Poco antes de las 9 de la noche, las luces se apagaron para dar paso a los primeros sonidos de Seven Bowls de los griegos progs Aphrodite’s Child, como un merecido homenaje al legado de Vangelis y compañía.
Contundentes como siempre, Opeth hizo un gran repaso de su trayectoria, arrancando con Ghost of Perditions y Demon of the Fall.
En sus giras pasadas, normalmente siempre se daban peso a las canciones nuevas pero en este caso, Opeth hizo todo un gran repaso por todos y cada uno de sus discos.
No hubo álbum que quedara fuera con al menos una representación, por lo que las trece canciones que conformaron este recital fue la forma más clara de entender la evolución de una de las bandas más influyentes dentro del metal progresivo a nivel mundial.
Desde Under the Weeping Moon del Orchid (1995) hasta Allting tar slut del reciente In Cauda Venenum, Opeth manejó al público mexicano a su antojo con diversas anécdotas curiosas y hasta divertidas.
Con ese humor que lo caracteriza, Michael Åkerfeldt contó por ejemplo que bromeaba con Steven Wilson (productor del disco Blackwater Park) sobre qué la frase “Who’s the martyr”, incluida en la canción Harvest, sonaba como si dijera “Tomato”. Simple, pero su forma de platicarlo provocó las risas de quienes ahí estuvimos.
Además, el público cantó Las Mañanitas en honor a Joakim Svalberg, tecladista de la banda y quien precisamente cumplió 54 años el pasado miércoles. Tanto Åkerfeld como Fredrik Akesson (guitarrista), entonaron un breve cántico en sueco para celebrar a su camarada.
Esa complicidad muy de México al gritarle a Michael “Miguelito” o “Piñata González”, ya es parte de la tradición de esa interacción y que no parece desagradarle al vocalista.
Sin mayor preocupación para pedirle al público que completara las frases si es que se le olvidaba alguna canción, Åkerfeldt mostró su gran feeling en cada uno de los solos de guitarra que le tocó ejecutar.
Previo al finalizar su actuación tocando Deliverance, Michael agradeció a todas las personas que trabajaron para llevar a cabo esta gira, señalando que “les pasó de todo”, pero aún así acabaron agradecidos con los resultados.
Al final, toda la gente se entregó con este último tema, quedándose satisfechos de haber presenciado no solo uno de los mejores conciertos del bimestre, sino que aseguramos que será señalado por ser uno de los mejores de este 2023.
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